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La increíble caída del precio del petróleo.

Actualizado: 21 abr 2020

La crisis producto del coronavirus produjo que durante las últimas seis semanas cayera la demanda del petróleo y concomitantemente junto a la demora en el recorte de su producción se produjo un excedente del crudo.



La pandemia de coronavirus ha provocado distorsiones alucinantes en los mercados financieros del mundo, pero nada tan bizarro como lo que se vivió el lunes: el precio de referencia del barril de crudo en Estados Unidos cayó al valor negativo de -37,63 dólares .

Eso significa que quien pueda recibir en mayo un envío de 1000 barriles de petróleo en Cushing, Oklahoma -la cantidad consignada en los contratos a futuro que son relevantes-, se le pagaría la interesante cifra de 37.630 dólares. Cabe aclarar que 1000 barriles equivalen a cinco camiones cisterna, o sea que cualquier idea peregrina de almacenar petróleo en el sótano no pasará de ahí.

Hay dos maneras de analizar este fenómeno. La primera es considerar lo que ocurrió en un sentido técnico. El derrumbe de los contratos a futuro para el mes de mayo del crudo West Texas Intermediate deja expuesta la onda expansiva de la "coronacrisis" , que imprime un comportamiento impredecible en toda clase de mercados.

Pero la conclusión más amplia es que la "coronacrisis" le asesta un mazazo deflacionario a toda la economía y ha dejado ociosa una vasta porción de los recursos productivos del mundo. No hay que dejarse confundir por la escasez ocasional de algunos productos, como los barbijos o el alcohol el gel. Las consecuencias de la caída se prolongarán mucho más allá del periodo de cierre obligatorio de la economía.

Durante las últimas seis semanas, la demanda de subproductos refinados del petróleo se desplomó. Con muchos menos aviones en el aire, las aerolíneas no compran combustible, y como la gente no maneja, nadie necesita nafta.


Pero los productores de petróleo se demoraron en recortar la producción, y por lo tanto ahora hay excedente de crudo. Los lugares de almacenamiento están repletos, y de ahí los precios negativos a futuro para quien pueda acopiar , y así permitir que se despeje el mercado. El problema es que la capacidad de almacenamiento es la que es.

Los precios a futuro sugieren que el mercado del petróleo superará esta instancia a medida que los productores suspendan la extracción.

Básicamente, la consecuencia económica de la pandemia es un abrupto freno de mano a la demanda. Habrá algunos productos que falten, como ciertos insumos médicos y de higiene , pero el cuadro general es que hay una enorme masa de producción económica en potencia que simplemente está en espera.

Eso incluye a los candidatos obvios, como los restaurantes, las aerolíneas y las instalaciones deportivas, todos lugares que quedaron desiertos. También incluye a los millones de nuevos desempleados que se inscribieron para recibir algún subsidio o beneficio, y los muchos otros que seguramente se sumarán. Y otros candidatos menos obvios, como la industria automotriz y ahora también, como vemos, el sector energético, que en este momento tiene más capacidad de extraer petróleo del suelo que de venderlo o almacenarlo.




“Durante las últimas seis semanas, la demanda de subproductos refinados del petróleo se desplomó. Con muchos menos aviones en el aire, las aerolíneas no compran combustible, y como la gente no maneja, nadie necesita nafta

Todo eso apunta a un colapso deflacionario -excedentes de producción y servicios, con la consecuente caída de precios-, que sobrepasa lo que nadie haya visto.

Y el petróleo no es la única commodity en caída libre . Desde principios de febrero, el maíz a futuro cayó un 19%. El precio de los bonos del gobierno de Estados Unidos protegidos contra la inflación sugiere que la inflación promedio durante los próximos cinco años será de apenas el 0,56% anual, y el Índice de Precios al Consumidor norteamericano del mes de marzo mostró una caída del 0,4%.


La buena noticia es que esos recursos ociosos no se perderán de la noche a la mañana. Cuando la economía arranque, el petróleo seguirá en el subsuelo, los desempleados estarán deseosos de volver a trabajar, y los estadios y restaurantes siempre podrán reabrir sus puertas. Pero cuanto más se prolongue la glaciación económica, más grande el riesgo de daños permanentes.

En el mercado del petróleo, e incluso asumiendo que los precios negativos de los futuros a mayo puedan ser considerados como una aberración, hay una profunda lección que aprender.

El vertiginoso ascenso de la producción energética en Estados Unidos durante la última década ha sobrepasado la necesidad de energía que tiene el mundo, especialmente si algunas de las consecuencias de la pandemia, como la disminución del tráfico aéreo, se prolonga durante meses o años.

Economía es oferta y demanda, producción y consumo. La pregunta que enfrentará la economía de la post-pandemia es si ese equilibrio, cuando se perdió, puede recuperarse rápidamente. Y lograr eso es mucho más complicado que encontrar más cisternas para almacenar petróleo.

The New York Times, publicado por La Nación

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